Hoy día en la Iglesia aun quedan estructuras que no protegen a los indefensos.
Antes de señalar culpables, es necesario revisar nuestra persona, nuestras estructuras.
“Cuando la corrupción entra en el corazón del hombre, se da pie al encubrimiento y a la complicidad”.
“Ante la vulnerabilidad de los niños, la asimetría del poder se vuelve una amenaza”
“La familia es la primera escuela de socialización de todo ser humano”.
“Que la mujer encuentre una participación contundente en el rumbo de la Iglesia; que sus decisiones impacten directamente en el núcleo y esencia misma de sus estructuras”.
El papa Francisco ha escrito una carta muy sentida a los Obispos de Estados Unidos de Norte América con respecto a los escándalos de abusos sexuales en medio del retiro espiritual realizado para la reflexión de esta problemática.
El jueves 21 de febrero arrancó, en Roma, la cumbre sobre la protección de menores, en la Iglesia. Esta reunión concentró un total de 190 personas, entre las que se encontraban 114 Obispos, presidentes de las conferencias episcopales de todo el mundo, además de unos 14 líderes de Iglesias orientales, 12 superiores de órdenes religiosas y 10 superioras de órdenes religiosas femeninas.
Sin caer en generalidades o simplificaciones enfermizas, la situación eclesial por la que atraviesa durante estos días la Iglesia católica en Chile, es en parte un vivo reflejo de que los que no son laicos o han recibido el sacramento del orden, han errado en su misión esencial de ser portadores de esperanza evangélica y animar las comunidades cristianas desde el Espíritu de Jesús.